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martes, 7 de diciembre de 2010

Segundo martes











La sombra propiapor Mamerto Menapace, publicado en Madera Verde, Editorial Patria Grande.

El que no da la cara a la luz, se obliga a caminar detrás de su propia sombra.

¡Qué difícil es ser realista en la propia vida! Resulta más fácil entregarnos a nuestra propia sombra, a nuestros sueños, a la marca que dejamos en el suelo.

Porque la realidad tiene siempre mucho de imprevisible. Nos supera y nos envuelve. En ella nos encontramos colocados y no la podemos manejar, como lo hacemos con la carretilla de nuestros sueños. La sombra no tiene peso, y por eso al proyectarla contra un obstáculo fácilmente lo supera. Se retuerce, se amolda, trepa y se alarga. Ha logrado muy fácilmente superar el obstáculo con el que nos topamos en el camino. La sombra ha pasado. Pero nosotros no. Porque el obstáculo es real. Y nos encontramos detenidos por lo que se atraviesa ante nuestros pies.

Es probable que en ese momento giremos la carretilla de nuestra sombra y creamos seguir tras ella simplemente porque la seguimos empujando delante nuestro. Y así vamos sembrando nuestra vida con trozos de camino que terminan siempre en fracasos, aunque no tengamos el coraje de reconocerlo, autoengañándonos con la convicción de ser leales a una idea.

Pero el que se anima a dar la cara a la luz, obliga a su sombra a marchar detrás suyo, haciendo su mismo camino. Porque el que camina con la luz de la realidad en sus ojos, también tiene su sombra. Pero no la sigue. Es ella la que lo sigue a él. Y su sombra no supera obstáculos que previamente no hayan sido traspasados por los pasos reales del que camina.

Hombres y sombra realizan así un mismo camino. Ideales y realidad forman una misma historia. Probablemente los ideales tocarán menos realidades, pero éstas serán aquellas que han obligado al hombre a crecer y avanzar.

Este hombre ha aceptado las exigencias de la luz en su camino. Exigencias dura. Pero que han unificado su huella, y que en definitiva le habrán permitido llegar, cuando tenga que entregar su sombra madura a la noche.

Sólo el hombre con una sombra madura puede esperar sin miedo la luz de un nuevo amanecer. Será un hombre que ha hecho su camino.

"Cuando no se quiere ver,
no hay más que cerrar los ojos.
Pero no es bueno, a mi antojo
ser ciego, y por voluntá.
Castiga más la verdá
en rancho que usa cerrojos.”
(José Larralde)

Guía de Trabajo Pastoral por Marcelo A. Murúa

Lectura
Realizar la lectura del cuento en grupo. Es importante que todos los presentes tengan una copia del texto. Se pueden ir turnando dos o tres personas para leer el cuento en voz alta.

Rumiando el relato
Al terminar la lectura entre todo el grupo se reconstruye el relato en forma oral (se lo vuelve a contar).
¿De qué nos habla el relato?
¿Cómo describe la realidad? ¿Cómo los ideales, sueños? ¿Con qué los compara?
¿Qué significa dar la cara a la luz?
¿De qué habla la última parte del relato? ¿Qué significa "entregar la sombra a la noche"?

Descubriendo el mensaje
El cuento nos invita a caminar en la luz, abriendo los ojos a la realidad que vivimos.
¿Qué significa "dar la espalda a la luz" y "caminar siguiendo la propia sombra"? ¿Has experimentado en tu vida caminar detrás de tu sombra? ¿Cuándo? Compartirlo.
Comentar el verso de José Larralde, que cierra el relato. ¿Ante que situaciones de nuestra vida personal, social y comunitaria, cerramos los ojos? ¿Por qué lo hacemos?
¿Qué le sucede al hombre que da la cara a la luz? ¿Es esto sencillo?
La fe nos da la luz que ayuda a caminar en la vida, a mirar la realidad con la mirada de Dios, ¿qué aspectos de tu vida necesitas contemplar con la luz de Jesús'
¿Qué aprendemos para nuestra vida a partir del cuento?

Compromiso para la vida
Sintetizar en una frase el mensaje del cuento para nuestra vida.
Para terminar: la oración en común
Compartir oraciones espontáneas en común. A cada intención acompañar diciendo:
Señor, eres la luz para el camino…

Terminar leyendo la oración.
Eres la luz para el camino
Señor,
eres la luz para el camino,
por eso si te volvemos la espalda
tropezamos, caemos
y nos hacemos daño.
Claro que no siempre es fácil
dirigir la mirada hacia la luz,
porque ella descubre
nuestras oscuridades,
y llega a los rincones
de nuestra vida
que deseamos ocultar.
Tu luz nos ayuda a entender
la realidad que vivimos,
y evita que andemos como ciegos
a los tumbos y sin reconocer
las señales de tu camino.
Señor, ayúdanos a abrir los ojos,
amanece cada día
para alumbrar nuestros pasos.
Enséñanos a caminar
contemplando la realidad
desde tu mirada,
para poder superar los tropiezos
y dificultades,
para avanzar en tu proyecto
y crecer en la esperanza.
- Que así sea -

En esta dirección podras escuchar Signos de amor. Espero que te guste

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