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viernes, 31 de diciembre de 2010

Adiós al 2010!

Texto del Evangelio  del 31 de Diciembre (Jn 1,1-18): En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe. En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.

Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan. Éste vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por Él. No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz.

La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; la cual no nació de sangre, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios. Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.

Juan da testimonio de Él y clama: «Éste era del que yo dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo». Pues de su plenitud hemos recibido todos, y gracia por gracia. Porque la Ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, Él lo ha contado.

Comentario: Rev. D. David COMPTE i Verdaguer (Manlleu, Barcelona, España)
Hoy es el último día del año. Frecuentemente, una mezcla de sentimientos —incluso contradictorios— susurran en nuestros corazones en esta fecha. Es como si una muestra de los diferentes momentos vividos, y de aquellos que hubiésemos querido vivir, se hiciesen presentes en nuestra memoria. El Evangelio de hoy nos puede ayudar a decantarlos para poder comenzar el nuevo año con empuje.

«La Palabra era Dios (...). Todo se hizo por ella» (Jn 1,1.3). A la hora de hacer el balance del año, hay que tener presente que cada día vivido es un don recibido. Por eso, sea cual sea el aprovechamiento realizado, hoy hemos de agradecer cada minuto del año.

Pero el don de la vida no es completo. Estamos necesitados. Por eso, el Evangelio de hoy nos aporta una palabra clave: “acoger”. «Y la Palabra se hizo carne» (Jn 1,14). ¡Acoger a Dios mismo! Dios, haciéndose hombre, se pone a nuestro alcance. “Acoger” significa abrirle nuestras puertas, dejar que entre en nuestras vidas, en nuestros proyectos, en aquellos actos que llenan nuestras jornadas. ¿Hasta qué punto hemos acogido a Dios y le hemos permitido entrar en nosotros?

«La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo» (Jn 1,9). Acoger a Jesús quiere decir dejarse cuestionar por Él. Dejar que sus criterios den luz tanto a nuestros pensamientos más íntimos como a nuestra actuación social y laboral. ¡Que nuestras actuaciones se avengan con las suyas!

«La vida era la luz» (Jn 1,4). Pero la fe es algo más que unos criterios. Es nuestra vida injertada en la Vida. No es sólo esfuerzo —que también—. Es, sobre todo, don y gracia. Vida recibida en el seno de la Iglesia, sobre todo mediante los sacramentos. ¿Qué lugar tienen en mi vida cristiana?

«A todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios» (Jn 1,12). ¡Todo un proyecto apasionante para el año que vamos a estrenar!



lunes, 27 de diciembre de 2010

Hoy ha nacido el Salvador, es el Mesías, el Señor!



























Navidad nos recuerda que hay algo en la vida que supera todo nuestro acontecer humano.
No tenemos un Dios extraño.
Nuestro Dios es un amigo que quiso un día compartir con nosotros la aventura de la vida.

Llega aquí el fin a este tiempo de Adviento pero las reflexiones y tareas siguen siendo aplicables a todos los días de nuestras vidas.
Te invitamos entonces a que las visites cuando quieras independientemente del tiempo litúrgico.

La idea de este Blog era la de ayudarte a pensar para poder tener una Navidad distinta. No he encontrado la forma de adjuntar al Blog una ppt que ilustra muy bien ese pensamiento pero puedes escribir en Google “yo quiero una navidad distinta” y en la primer entrada podrás descargarla.

Con mucho cariño: ¡Feliz y Santa Navidad!

viernes, 24 de diciembre de 2010

Cuarto viernes








María y José buscan un lugar para que nazca el niño Dios.

Que cada uno de nosotros Señor, te abra su vida para que nazcas y mantengas en nuestro corazón, encendida la esperanza. 
¡Ven Pronto Señor!  ¡Ven Salvador!

El posadero de Belén


¡He! Tú,  ¡posadero! ¿No habrá una habitación para esta noche?
-Ninguna cama libre, todo lleno.
Y Dios pasó de largo, qué pena posadero.
Todo hubiera sido de otro modo: las estrellas columpiándose por tus aleros, los ángeles cantando en tus balcones, los reyes magos perfumando tu patio con incienso, y en tu fonda: el divino alumbramiento.
Pero: “no queda sitio, ni una cama; lo tengo todo lleno”
Y Dios pasó de largo. ¡Qué pena posadero!

Hubieras liquidado por cierre tu negocio. No hay sitio para huéspedes cuando Dios está adentro.Dios va ocupando habitación tras habitación, hasta invadir el corazón entero.
Cerrarías la fonda pues Dios te reclamaba, toda tu casa para el Evangelio.
Pero: “no queda sitio, ni una cama; lo tengo todo lleno”
Y Dios pasó de largo. ¡Qué pena posadero!
El Evangelio empieza ante la puerta de una casa de Belén.
Y un posadero. Y el Evangelio sigue reclamado hospedaje:
-“Solo para esta noche”
- “No hay sitio, todo lleno”
¿Será mia la fonda? ¿Seré yo el posadero?
La mano que llamaba a mi puerta, ¿ no sería la estrella de Belén con aserrín de carpintero?
Si ya no tengo sitio, y si está todo lleno
Si Dios pasó de largo. ¡Qué pena posadero!

Padre José Manuel Otaolaurruchi. L. C.


Que esta noche cuando el Señor llame a mi puerta, yo tenga pronto su pesebre en mi corazón.....

jueves, 23 de diciembre de 2010

Cuarto jueves

Ya falta muy poco!!!


Los beneficios del abrazo

Ramón Sánchez Ocaña. Revista “Humanizar” nº 74 (mayo-junio 2004) pag. 48


Mientras que en España la vieja costumbre del abrazo está decayendo, los americanos vienen a decirnos ahora que ese abrazo caluroso y amigable tiene múltiples y beneficiosas funciones. Por ejem­plo, puede reducir el estrés y sobre todo ayuda a combatir los sentimientos de soledad o aislamiento. Abrazar o ser abrazado simboliza algo más que un gesto. El que abraza de verdad comparte la alegría de un encuentro. El que se ve abrazado se siente acogido, compartido, con mayor relación humana. Quizá por eso los políticos en campaña no sólo dan la mano, sino que abrazan. Porque ese abrazo redu­ce la tensión y disipa los sentimientos de aislamien­to y soledad.
Es bueno abrazarse. Hay un lenguaje del gesto en el que el tacto ocupa un lugar privilegiado. Tocar y sentirse tocado forma parte de la relación humana.

Por otra parte -no hay más que fijarse- nuestro clá­sico abrazo ha ido cambiando. Nosotros nos abra­zábamos y dábamos una palmada en la espalda. Ahora no; ahora se abraza y la mano de la espalda se frota contra ella, haciendo un breve recorrido, como buscando un mayor espacio para sentir.

La caricia, por otra parte, predispone a la ternura. Y está demostrado que reduce la violencia. Un grupo de psicólogos norteamericanos ha estudiado los comportamientos violentos de un buen número de escolares. Tras comparar los que manifestaban acti­tudes violentas con los que no, un dato sobresalía entre todos los demás: los que habían recibido de sus padres mayor ternura eran los menos violentos, mientras que los que habían recibido un trato desi­gual o lejano, acumulaban mayor dosis de violencia en su trato. Hasta tal punto están convencidos los psicólogos de esta relación, que quieren poner en marcha una campaña diciendo a los padres: ¿Ha abrazado usted hoy a su hijo? Y hay muchos estu­dios que avalan las ventajas del contacto físico. En la Universidad de Montreal, en Canadá, se comparó el desarrollo cerebral de dos grupos de ratas. Uno había recibido muchas caricias durante la primera etapa de su vida; el otro no había tenido un cariño especial por parte de sus progenitores. Los resulta­dos fueron concluyentes: las que habían recibido más ternura eran notablemente más inteligentes que las que no la habían recibido. Las crías que habían sido mimadas aprendían mucho más deprisa y, lo que es más importante, tenían mucha más memoria. El tacto es uno de los sentidos que hemos olvidado, ignorando quizá que de él se extrae una comunica­ción distinta, más cálida y más humana. Cuando una madre da el pecho a su hijo, no sólo le da ali­mento físico. Le da mucho más porque en el gesto le da cariño, le da contacto, le da ternura.

Si rodeamos a un compañero con el brazo y apoya­mos ese brazo en su espalda, le estamos llamando amigo sin palabras. A las madres de prematuros les recomiendan que vayan a la incubadora donde el niño recupera el tiempo perdido, sólo a acariciarlo.

¿Hay palabras que puedan expresar el sentimiento que fluye entre el enfermo y el médico que coge su mano, sentado junto a él? La caricia y el tacto nos recuerdan el aspecto más humano de nosotros mismos, en medio de esta civilización que, como si buscara la asepsia en la distancia, siempre lleva guantes de algún nuevo material. Recuerdo a un ilustre médico que recibía en la con­sulta siempre con sus guantes de látex. El creía que te daba la mano muy cordial. Pero quien la recibía tenía la extraña sensación de estar saludando a un plástico.


miércoles, 22 de diciembre de 2010

Cuarto miércoles



Para acompañar la propuesta de hoy hay bastante material.
Con este link pueden ver un artículo publicado en otro blog: La misericordia, el don de acercarnos al otro
Con este otro un documento con  la opiniòn de Santo Tomads de Aquino sobre La misericordia
Este ultimo diene un documento con trabjaos sobre la parábola del Buen Samaritano



¿Qué es compadecer?

Si hubieseis comprendido lo que significa aquello de:
«Misericordia quiero, que no sacrificio»,
no condenaríais a los que no tienen culpa.
Mateo 12,7
Saber padecer puede aprenderse de algún modo con el verbo perder. Pero compadecer no nos puede enseñar nadie, sino aquel que, compadecido de nosotros, por nosotros padeció.
En efecto, compadecer es padecer-con el otro. Pues bien, ¿qué razón puede darse a alguien para que haga tal cosa, esto es, para que además de todos sus dolores y problemas quiera recibir sobre sí la carga de otros? Hay incluso una caricatura que esto dice: “Don’t tell me your problems; I have my own!”.
Y entonces nos preguntamos: ¿es la compasión un “lujo” que sólo puede darse la gente sin problemas? Ciertamente, cuando uno mira quiénes son los que pueden hacer (por tiempo y por dinero) las llamadas “obras de caridad” suelen ser esas personas que han sido mimadas por la vida y que por eso, como una especie de nueva afición hacen algo “por esa pobre gente”… ¿Es eso la misericordia cristiana? ¿Se parece eso a la compasión de Cristo?
Algunas veces se confunde la compasión con la simple filantropía. Ésta es etimológicamente “amor al ser humano”. Se parece a la compasión cristiana, pero no es lo mismo. Una persona sabe de una catástrofe natural y consigna unos dólares en una cuenta de ahorros para ayudar a los damnificados. Este es un ejemplo de filantropía. Y no cabe duda de que hay en ella rasgos hondamente humanos, de los cuales a menudo carece nuestra sociedad.
Sin embargo:
1.    La simple filantropía tiene siempre un límite y está rodeada de preferencias y de condiciones. Es selectiva. Hay personas que sólo ayudan a niños, o a ancianos, o a enfermos de sida. La compasión es universal desde su raíz, aunque desde luego sabe hacerse concreta en la concreción de la necesidad del hermano.
2.    La filantropía suele ser (no pasa siempre) vanidosa u ostentosa. A todos nos gusta tener fama de bienhechores… también al Anticristo. La compasión siempre siente que la medida del amor no es mi bolsillo de rico sino el estómago del pobre.
3.    La filantropía lleva cuentas de sus buenas obras y también de los males, dificultades e ingratitudes que le ha tocado soportar. De algún modo espera “¡por lo menos que agradezcan, caray!”. Por esto fácilmente es impaciente ante los defectos ajenos. La verdadera compasión sabe más lo que no ha hecho que lo que ha podido hacer.
4.    La simple filantropía en cierto modo consagra las desiguadades sociales y económicas. Le gusta que quede claro quién es el que da y quién el que recibe. Mira al pobre sólo como destinatario de un bien inmerecido, mas no como sujeto de una vida distinta e irrepetible de la que seguramente puede aprenderse mucho. Como suele decirse, “da el pecado pero no enseña a pescar”. La compasión, en cambio,  no descansa hasta ver sanado y restablecido el bien íntegro del otro.
5.    La filantropía tiene preestablecido un límite en su modo de dar: que no sean tocados mis intereses. Jamás echaría en la limosna “todo lo que tenía para vivir” (Mt 12,41-44).
Por todo ello podemos decir que este verbo es estrictamente cristiano. En Cristo, en efecto, en su Cruz y sólo en ella podemos aprender que amary compadecer  es eso: dar la vida.,

Preguntas para el diálogo

1.    ¿Qué compadeces de tu familia?
2.    ¿Qué compadeces con tu familia?
3.    ¿Cómo sientes y expresas tu compasión?
4.    ¿Crees que exista algo para compadecer contigo?
5.    ¿Quiénes y qué te compadecen?
6.    ¿Como reaccionas ante el sentirte compadecido?
7.    ¿Qué compadeces de una persona? (Piensa en casos concretos)
8.    ¿Te compadeces a ti mismo?, Cuándo, Cómo y Por qué?
9.    ¿Qué compadeces con tus amigos?
10.¿De qué crees que sirva compadecerse? (es decir qué género de provecho tiene?)
11.¿En qué ocasiones consideras que se hace colectiva la compasión?
12.Según tu parecer, ¿a qué crees que debería llevar la compasión?

Oración :Salmo 28

¡Señor, salva a tu pueblo, sé siempre su guía y su pastor!

 1         A ti, Señor, te estoy clamando; refugio mío, no te apartes con desdén de mí.
            Si tú no me respondes, seré como los que bajan al abismo.
 2         Escucha mis ruegos suplicantes, el clamor que te dirijo,
            mira cómo alzo mis manos hacia tu santuario.
 3         No me rechaces con los pecadores, con la gente que obra el mal,
            que dicen palabras amistosas, pero su corazón está lleno de maldad.
 4         ¡Págales conforme a sus acciones, conforme al mal que están haciendo!
            Dales el salario de sus obras, devuélveles según se lo merecen!
 5         Ellos jamás comprenderán las obras del Señor,  lo que él llevará a cabo.
                        Sin remedio los destruirá.
 6         Bendito sea el Señor, que escuchó mis ruegos suplicantes.
 7         El Señor es mi fuerza, él es mi escudo; en él mi corazón confía.
            Él me ayudó, mi corazón se alegra; con cantos voy a darle gracias.
 8         El Señor es la fuerza de su pueblo, defensa y salvación del rey que consagró.
 9         ¡Salva a tu pueblo, bendice a los que son tu propiedad,
                        sé siempre su guía y su pastor!

Referencias

De la Sagrada Escritura:

·       Cuando el hombre adquiere conciencia de ser desgraciado o pecador, entonces se le revela mejor el rostro de la misericordia divina. “¡Piedad, Señor!”, dice el necesitado (Sal 6,3) para luego cantar: “¡Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia!” (Sal 107,1).
·       Para Dios la gran miseria es la del pecado. Dios no guarda rencor eterno (cf. Jer 3,12s), sino que quiere que el pecador vuelva a él (Is 55,7), que se convierta y viva (Ez 33,11; 39,25). El Señor es compasivo, porque sabe de qué estamos hechos, “se acuerda de que somos barro” (Sal 103).
·       Si Dios es así, ¿qué pedirá de nosotros, sino misericordia? “Misericordia quiero, y no sacrificios” dice él (Os 4,2; 6,6) y nos enseña, ya desde el Antiguo Testamento, a amar al hermano, especialmente al necesitado (Is 58,6-11; Job 31,16-23), pero también a todo hombre (Sir 27,30—28,7).
·       Jesús es el rostro de la misericordia y la compasión del Padre Dios. Prefiere a los pobres (Lc 4,18; 7,22) y se codea con publicanos y pecadores (Mt 9,10). Es compasivo con las muchedumbres (Mt 9,36; 14,14; 15,32) con la viuda desconsolada (Lc 7,13) o el padre afligido (Lc 8,42; 9,38-42). De modo insuperable nos ha transmitido la piedad del Padre Dios hacia el hijo que retorna (Lc 15). Ni siquiera excluye de su compasión a sus propios enemigos, por los que ruega (Lc 23,34). En verdad, “tal era el sumo sacerdote que nos convenía (Heb 4,15; 7,26).

De diversos Pensadores:

·       Porque éramos pobres, el Padre nos ha mandado a su Hijo. —San Agustín.
·       No hay que juzgar de las cosas por las opiniones de los malvados, a quienes el castigo les parece peor que su propia maldad. —Santo Tomás de Aquino, O.P.
·       Debemos tener compasión de los hombres, por la ignorancia en que se hallan de los verdaderos bienes y de los verdaderos males. Este defecto es tan perdonable como la debilidad de un ciego. —Marco Aurelio.
·       Nunca podemos conocer todo el peso de las tristezas, todos los cuidados, todos los sufrimientos de otro. Por consiguiente, hasta donde creáis tener derecho a quejaros, sed indulgentes. —Ludbock.
·       Cuando nos cueste trabajo conmovernos, preguntémonos cómo nos iría si así de inexorables fueran los demás con nosotros. —Séneca.
·       La bondad es la primera y más conmovedora manifestación de Dios. —Bossuet.
·       Sed sobre todo buenos; la bondad desarma a los hombres. —Fray Enrique Lacordaire, O.P.
·       A veces no está lo bueno en lo grande; siempre, en cambio, está lo grande en lo bueno. —Anónimo.
·       Ningún pecado destruye del todo la bondad de la naturaleza. —Santo Tomás de Aquino, O.P.

Extraido de http://www.mercaba.org/Catecismo/VERBOS/41_compadecer.htm 

Y para finalizar ... la Hermana Glenda

martes, 21 de diciembre de 2010

Cuarto martes



























Las tres rejas

El joven discípulo de un sabio filósofo llega a casa de este y le dice:
- Oye maestro, un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia...
- ¡Espera! - lo interrumpe el filósofo - ¿Ese comentario ya ha pasado por las tres rejas?
- - ¡Las tres rejas?
- - Si. La primera es la VERDAD. ¿Estas seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?
- - No. Lo oí contar a unos vecinos.
- Al menos la habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la BONDAD. Eso que deseas decirme ¿es bueno para alguien?
- - No en realidad no. Al contrario...
- ¡Ah, vaya!. La última reja es la NECESIDAD. ¿Necesito saber eso que tanto te inquieta?
- A decir verdad, no.
- Entonces - dijo el sabio sonriendo -, si no es verdadero, ni bueno, ni necesario, enterrémoslo en el olvido.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Cuarto lunes


Esperar con María
María del Adviento
Hemos dicho tantas veces que la vida es un continuo Adviento que ya casi no nos lo creemos. 
María sí lo creyó. María sí lo esperó,lo esperó con toda su alma, en tensión fuerte como una ballesta, suave como la tierra seca que en silencio espera la lluvia.
Esperanza constante, incansable y total.
¿Por qué así?
¿Cómo pudo ser que una criatura esperara tanto a Dios que Éste llegara a venir “tanto” y tan totalmente?
La respuesta está en las palabras de Jesús: “Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla”.

Momentos de reflexión personal y silencio 

Palabra de Dios (Isaías 11, 1-10)
En aquel día brotará un renuevo del tronco de Jesé,
un vástago florecerá de su raíz.
Sobre él se posará el espíritu del Señor:
espíritu de ciencia y discernimiento,
espíritu de consejo y de valor,
espíritu de piedad y temor del Señor...
No juzgará por apariencias, ni sentenciará de oídas;
defenderá con justicia al desamparado, 
con equidad dará sentencia al pobre... 
Aquel día el Señor tendrá otra vez su mano
para rescatar  el resto de su pueblo.

Reflexión

María pertenece al grupo de los “pobres de Yahvé”, aquellos que creían que las palabras del profeta un día se harían  realidad; por eso espera confiadamente. El panorama que nos describe el profeta, hoy, cuando contemplamos nuestro mundo, nos hace sonreír. Esperar, como esperó María, significa creer que, de verdad, Dios puede transformar la realidad de nuestro mundo, creer que su venida no fue en vano. Hay un problema: en Israel muy pocos reconocieron al Mesías. Sólo en los pobres encontró eco el mensaje de Jesús. María estaba entre esos pocos porque entendía lo que significa la sencillez de corazón. Esperar con María, en Adviento, significa sentirnos pobres, necesitados de salvación.

Oración: Santa María de la espera 

Señor, haz de mí un creyente que sepa esperarte;
un creyente que viva esperándote;
un creyente que pueda reconocerte cuando, 
sin avisar, llegues a la puerta de mi corazón
para pedirme un sí, como el de María.
Ayúdame a comprender las esperanzas
de los hombres y mujeres que viven a mi lado, 
desesperando muchas veces,
como si tú no existieras,
como si tú no fueras a llegar nunca.
Santa María de la espera,
modela en mi alma una esperanza fuerte,
que no se derrumbe cuando llegue la dificultad.
Tú que asumiste todas las esperas de tu pueblo
y supiste responder al instante
a lo que Dios te pedía, 
dame un corazón sencillo
capaz de acoger al Dios que llega.  



Celebremos una Navidad distinta.
Te invito a celebrar una Navidad distinta, con algo más de consciencia de que en Navidad es Jesús quien cumple años.
Por ello, mas que para nosotros mismos, para Él debieran ser nuestros regalos. Por esos cuando salgas de compras por esos  regalos, compra uno extra, que también ira bajo tu arbolito y que tendrá una tarjeta que diga " Para Jesús que vive en ti". 
No importa cual sea este regalo, si tu economía es buena puede ser un juguete o un prenda de vestir, sino pueden ser unos dulces. No importa el valor del regalo en si, sino la tarjeta o etiqueta del exterior.
Cuando en familia repartan todos los regalos ese quedará ahí y al otro día podrás ponerlo en tu cartera o portafolios o mochila o dejarlo en tu casa esperando a que Jesús lo venga a retirar. Seguramente en esos días, algún pequeño o alguien con carencias, alguien que necesita, te pedirá que lo ayudes y ese es Jesús que viene a buscar su regalo. Dáselo pero sobretodo que vea lo que dice la tarjeta: " Para Jesús que vive en ti". 
Te puedo asegurar que tu te emocionarás, pero sobre todo esa persona que Dios ha puesto en tu camino jamás olvidará y por siempre quedará en su alma lo que ha leido. Entonces allí se habrá cumplido el evangelio:
"Todo lo que tu hagas al más pequeño de mis hermanos, a mi me lo haces."

domingo, 19 de diciembre de 2010

Cuarto Domingo




























Al enceder hoy la última vela de la corona de Adviento, pensemos en Ella, la Virgen María, tu Madre, nuestra Madre. Nadie te esperó con más ternura, con más ansia, con más amor. Nadie te recibió con más alegría.Te sembarste en Ella, como el grano de trigo se siembra en el surco. En sus brazos encontraste la cuna más hermosa. También nosotros queremos preparanos así: en la fe, en el amor y en el trabajo de cada día.
¡Ven pronto Señor! ¡Ven a salvarnos!

San Mateo 1, 18- 24
La concepción de Jesucristo fue así: La madre de Jesús estaba desposada con José y antes de vivir juntos resultó que ella esperaba un hijo, por obra del Espíritu Santo.
José sus esposo, que era bueno y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero apenas había tomado esa resolución se le apareció en sueños un ángel del Señor, que le dijo: Jose, hiojo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará luz a un hijo, y tu le pondràs por nombre Jesús, portuqe el salvará a su pueblo de sus pecados. Todo eso sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el profeta:
Mirad: la virgen concebirá y dará luz a un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel ( que significa: "Dios con nosotros")
Cuando José se despertó hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa su mujer.


sábado, 18 de diciembre de 2010

Tercer sábado



























La utilidad de los rumiantespor Mamerto Menapace, publicado en La sal de la tierra, Editorial Patria Grande.
Una vez, no hace tanto ni muy lejos, había un pueblito solitario y perdido entre las ciudades de los hombres. Era un pueblito chiquito y sin importancia. No tenía emisora ni diario, y por eso todo pensaban que esa gente del pueblito no tenía nada que decir. En ese pueblito de campo todos hablaban bajito porque se habían acostumbrado a escuchar. De vez en cuando, sí, cantaban, chiflaba o tarareaban; y tenían los ojos grandes, acostumbrados a mirar.
Era un pueblito con niños desnutridos, de barriguita abultada y bracitos de mamboretá.
Un grupo de científicos vino una vez a visitar el pueblito. Vinieron derrochando palabras y sonrisas, y hablaron en términos exactos e incomprensibles. Llenaron planillas con nombres y preguntas, tubitos de vidrio con muestras de sangre. Lal verdad es que la gente del pueblito se sintió humillada y guardó silencio. Los científicos los conceptuaron como gente apocada y taciturna. Diagnosticaron descalcificación y avitaminosis. Mientras que los niños del pueblo hasta ahora sólo se habían dado cuenta de que tenían hambre. Los científicos elevaron un informe al ministerio. Si llegó hasta aquella orilla, no sé: porque era de papel.
Pero el Señor Dios amaba a ese pueblito. Y quiso ayudarlo. Por eso un buen día el Señor Dios mandó a ese pueblito tres cabritos y una vaca. Cuatro animalitos de ojos mansos y un balido adentro. Nada traían para el pueblito; simplemente venían a quedarse. Una había nacido en una estancia, las demás en otras partes.
Al principio despertaron la curiosidad. Al pasar por las calles del pueblito la gente las miraba. Como no venían a traer ni a buscar nada, pronto fueron admitidas en la vida del pueblito. Las vieron mansas e indefensas y comenzaron a protegerlas; hasta comenzaron a hablarles porque las vieron calladas.
Para alimentarse les bastó con los yuyos y pastos que crecían en el lugar, y que ellas mismas salían a buscarse. Y la gente se alegró de verlas comer y alimentarse de lo mismo que había entre ellos. Y por eso, no sólo no las espantaron del lugar sino que hasta llegaron a construirles un corral. Un corral para sus noches; porque de día les gustaba verlas por las calles, entrar en sus patios, participar en su misma geografía familiar. Hasta se hicieron amigas de sus perros, que ya no las toreaban al verlas llegar. Y ustedes saben que en el campo, solamente a las visitas amigas los perros no les ladran.
Y fue así cómo, con el tiempo, el pueblito se dio cuenta del regalo que Dios les había hecho con ellas. En cada madrugada empezaron a contar con su vaso de leche para sus niños chicos, para sus ancianos enfermos, para sus madres que amamantaban.
Vaso de leche que no era una realidad traída de afuera. Pero que sin embargo hasta ahora nunca habían tenido. Eran sus propios pastos, su trébol familiar asumido y rumiado lento en sus horas de silencio y soledad, con sus ojazos vueltos hacia el cielo. Y los hombres del pueblito se dieron cuenta de la importancia de esos tiempos de rumia y de silencio que pasaban sus animalitos. Y como por instinto comenzaron a respetar esos momentos.
Cuando a eso de la oración, por las tardes, al caer el sol todos volvían del trabajo y las veían reunirse en su corral y quedarse quietas con los ojazos mirando el cielo, se dieron cuenta de la importancia de ese tiempo para ellos. Y respetaron su soledad y su silencio. De esa rumia del atardecer dependía que la leche fuera tan sabrosa en la madrugada. Eso no hubo necesidad de explicárselo a la gente del pueblito; se dieron cuenta solos, porque eran gente con los ojos acostumbrados a ver.
No sé si a ustedes les pasará lo mismo. Pero a mí a veces me da pena ver a tantos animales con capacidad de rumia, uncidos noche y día a los arados, con tiempo apenas para comer. Y me pregunto si no será esa la causa de que en nuestro pueblo se sufra de descalificación.
 Extracto de la “Guía de Trabajo Pastoral por Marcelo A. Murúa”
Rumiando el relato
  • ¿Cuál es la historia que presenta el cuento? ¿Dónde sucede? ¿Cómo se describe al pueblo y a sus habitantes?
  • Elige alguna frase del primer párrafo (en la que se presentan al pueblo y a su gente) ¿Por qué elegiste esa característica?
  • ¿Quiénes llegan un día al pueblo? ¿Cuál es su actitud? ¿Cómo tratan a la gente? ¿Tiene consecuencias su visita? ¿Cómo reacciona el pueblo? ¿Por qué?
  • El buen Dios les brinda unos animales… ¿Cómo es el proceso de la gente con relación a esos animales? ¿Por qué de a poco van cambiando de actitud? Señalar las actitudes positivas que van desarrollando todos los habitantes del pueblo (¡ hasta los perros!!)
  • El cambio de actitud con los animales, ¿qué produjo como beneficio?
  • ¿Cambió en algo la vida de la gente del pueblo? Comparar con visita de los científicos?
  • Elegir una frase del texto que más te haya llegado/impactado
Descubriendo el mensaje
¿Cómo se origina la leche, que como don de los animales será alimento para las personas del pueblo?
En el anteúltimo párrafo se cuenta cómo las personas del pueblo aprendieron a respetar los tiempos de rumia de los animales. Observar cómo se caracterizan esos tiempos.
Pensando en tu vida… ¿encuentras en tu rutina cotidiana estos espacios de silencio, soledad y reflexión?
¿La oración es un espacio de "rumia" de la Palabra de Dios? ¿Un tiempo para elaborar su voluntad y su proyecto a partir de los ingredientes de tu vida (situaciones y circunstancias que te toca vivir)?
¿Por qué crees que es difícil encontrarnos estos espacios? ¿Cómo podrías generar rutinas de rumia en tu vida?
Es interesante observar que el autor destaca que el tiempo de rumia es fecundo para los demás… el centro está puesto en cómo servir mejor al otro…y una buena leche puede comenzar a solucionar los problemas de descalcificación.
¿Qué puedes aportar de bueno a los otros… si comienzas a "rumiar" tu vida para elaborar tus dones y ofrecerlos a los demás?
Jesús "rumiaba" mucho. Puedes recorrer los evangelios y descubrir qué en varias ocasiones los discípulos se sorprenden al descubrir que se había ido a orar solo al cerro, de noche o madrugada. Tiempo de rumia…búsqueda de la voluntad del Padre.
¿Qué aprendes del cuento para tu vida? ¿Cómo puedes aplicar el mensaje del cuento?
Compromiso para la vida
Sintetizar en una frase el mensaje del cuento para nuestra vida.
Rumiar la vida desde la Palabra
Señor de la Vida, ayúdanos a aprender
el ejemplo sencillo de los animales que rumian.
Ellos dedican un tiempo para elaborar y re-elaborar
lo que han comido para hacer de ello alimento para los otros.
Nosotros también podemos convertirnos en personas de rumia.
Si descubrimos el valor del silencio y la reflexión
de las cosas que vivimos, de lo que nos pasa a cada uno
y de lo que pasa a nuestro alrededor, la realidad, la historia,¡ la vida de todos !
Danos tesón, paciencia y firmeza para encontrarnos tiempos de rumia.
Enséñanos a ver la vida a la luz de tu Palabra.
Ayúdanos a encontrarnos momentos de soledad y silencio,
matrices de cambio y conversión.
Señor de la Vida haz que recobremos el sabor del encuentro profundo,
con nosotros mismos, con los demás,contigo mismo…
para rumiar la vida y salir fortalecidos
para entregar lo mejor de nosotros para el bien de todos.
- Que así sea -

viernes, 17 de diciembre de 2010

Tercer viernes























Esta video no permite ser insertado en el blog por lo que va el link al mismo:

http://www.youtube.com/watch?v=DTQ62e7mGX0

La imagen de las huellas a seguir me hizo acordar de este poema que si bien no está tan relacionado con el arrepentimiento, si lo está con el hecho de que Jesús siempre está con nosotros, aún cuando no somos conscientes de ello :



Hasta mañana....

jueves, 16 de diciembre de 2010

Tercer Jueves




Oración y contemplaciónpor Mamerto Menapace, publicado en La sal de la tierra, Editorial Patria Grande.
En una ocasión Jesús estaba rezando, y cuando terminó uno de sus discípulos le dijo: ¡Señor, enséñanos a rezar! (Lucas 11, 1).

El Señor se iba de noche al cerro y allí pasaba las horas, rostro al Padre. Seguramente esas horas habrán sido de rumia profunda. Y lo que Cristo rumiaba era el actuar de Dios en su pueblo. La realidad que se llamaba: Reino.

Es decir, la manera cómo el Señor Dios su Padre había ido santificando su Nombre en la historia de los hombres. Cómo su voluntad se había ido realizando por esos complicados senderos de la historia de su pueblo y de todos los pueblos. Porque el Padres que estaba en los cielos había estado comprometido con todo lo que estaba pasando aquí en la tierra. Sabía que faltaba el pan; sabía que había ofensas con ofensores y ofendidos. Y que esa realidad no dividía la mundo en dos grupos, sino que era una realidad que hería a todos los hombres. Que todos tenían necesidad de perdonar y de ser perdonados. Sabía también que la tentación era una realidad que amenazaba a cada hombre, y que cada hombre necesitaba que Dios Padre interviniera para librarlo de la tentación y de las intrigas del maligno.

Allí, en las noches de silencio, en la oración y en la contemplación, Jesús se convertía en minero de la historia y de la naturaleza. Del actuar del Padre que había creado todo lo que hablaba en la noche: los grillos y las estrellas; las majadas en los cerros y la lámpara en la casa; y todo eso otro que pertenece a la vida concreta de los hombres: el ladrón que sorprende al dormido y la novia que no duerme esperando la sorpresa de su amado. Allí Jesús llegaba a la esencia profunda y sencilla de las cosas, y encontraba las imágenes primordiales para hablar del Padre a los hombres sus hermanos.

En el silencio de la noche Jesús escuchaba el lenguaje elemental de las cosas, y a través de él ese lenguaje se hacía palabra y subía al Padre en forma de oración. Y esa oración daba espesor y fuerza vital a sus palabras y a sus imágenes que luego afloraban casi espontáneamente en las parábolas. Y la gente las comprendía.

Porque la gente sencilla reconocía en ese lenguaje sencillo y grávido, el antiguo diálogo de las cosas. Reconocía ese lenguaje también escuchado por ellos en su silencio, pero aún no plenamente crecido como para ser captado como mensaje. Allí en cambio, en la boca de Jesús, el profundo lenguaje primordial de las cosas simples llegaba a hacerse comprensible. Los hombres comprendían el lenguaje del Señor porque su lenguaje había crecido en el silencio de la oración al Padre, por las noches. De la misma manera que la sangre de la tierra crece hasta pan en el silencio a la madrugada en cada mesa y que es asimilado por los hombres sin dificultad. Porque es el silencio fiel de los trigales lo que permite a la sustancia de la tierra llegar hasta el lenguaje compresible del pan.

Y pienso que es también el silencio contemplativo y fiel de nosotros, los hombres y mujeres de Dios, lo que puede permitir a las cosas y a los acontecimientos llegar a crecer hasta hacerse oración al Padre en nuestras noches, y lenguaje comprensible para nuestros hermanos en las parábolas a la luz del día.

El que tenga ojos para contemplar en la noche, que contemple. Por amor a Dios, a las cosas y a nuestro pueblo.
Extracto de la Guía de trabajo pastoral de Marcelo A. Murúa
Rumiando el relato
El cuento describe una de las actitudes más características de Jesús, ¿cuál es? ¿Recuerdas cómo nos cuentan los evangelios la vida de oración de Jesús?
Repasa las intenciones del Padrenuestro que el autor va describiendo, ¿por qué rezaba Jesús? ¿Qué era lo importante en su diálogo con el Padre?
¿Qué relación encuentras entre la oración de Jesús y su vida?
Jesús oraba a partir de la realidad y del proyecto de Dios, el Reino, ¿cómo es nuestra oración a la luz de su práctica?
Elegir una frase del texto, que más le haya llegado/impactado.

Descubriendo el mensaje

El cuento nos introduce en la vida de oración de Jesús. Más allá de explicar cómo Jesús oraba nos invita a descubrir las raíces de su oración y llevarlas a nuestra vida.

¿Cómo es tu oración? ¿Cuándo rezas? ¿Por qué rezas? Comparar con Jesús.

La práctica de Jesús se cimentaba en su diálogo profundo con el Padre, ¿qué puedes aportar a la construcción del Reino a partir de tu vida cotidiana? Haz silencio y siguiendo los pasos del Maestro, intenta escuchar la propuesta de Dios en la oración.

Los siguientes textos nos muestran la vida de oración de Jesús, léelos y descubre qué tienen en común, ¿cómo oraba Jesús? Ver Lc. 4, 1-12; 5, 16; 6, 12-13; 9, 18; 11, 1ss; 22, 39ss; 23, 46.

La historia nos muestra que la oración contemplativa no está separada de la vida, por el contrario está enraizada en las situaciones de la vida del pueblo, ¿qué señales del Reino descubres en la situación de nuestra gente? ¿Qué desafíos? ¿Qué situaciones de pecado y opresión? ¿Cuál puede ser tu aporte, nacido de la oración y vivido en la práctica de todos los días?
¿Qué aprendes del cuento para tu vida? ¿Cómo puedes aplicar el mensaje del cuento?

Compromiso para la vida
Sintetizar en una frase el mensaje que has descubierto en el cuento para tu vida.


Orar como Jesús

De cara al Padre,en el silencio del encuentro,
con las manos vacías, y los oídos bien abiertos,
con la vida del pueblo en su mirada
y el proyecto de Dios en su horizonte…así oraba Jesús.
Buscando la voluntad del Padre, intentando discernir los signos
del tiempo en que vivía, abriendo huellas para el Reino
y ocupándose de la vida del pueblo… así oraba Jesús.
Dedicando un tiempo y un lugar, escuchando y aceptando.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Tercer miércoles



























Como vencer el miedo 
Autor/a: Desconocido/a
Procedencia: 
http://www.webdepastoral.salesians.info/CONTES2003/contesweb/066e.htm

"Te veo preocupado. ¿Tienes algún problema... ?", pregunté a un compañero de trabajo hace varios años.
La respuesta que me dio fue tan sorprendente como interesante.
-"Es cierto", me contestó. "Hay algo que me está mortificando. Resulta que ayer me gradué de abogado..." -"Hombre, te felicito", le dije. "Lo que no comprendo es como eso te tiene apesadumbrado". -"Mira", me respondió a modo de explicación. "Si alguien me preguntaba ayer algo en materia de Derecho, yo podía contestarle "déjame consultar eso con un profesor mío". En cambio hoy ya soy un profesional, no un estudiante. Hoy tengo que saber la respuesta. Y tengo miedo..."
Aquella extraña respuesta me hizo reflexionar. Pensé en las decenas de veces que habría tenido miedo mi amigo al ir a examinarse de alguna materia. Y ahora que no tenía que examinarse más, también tenía miedo.
¿Será que siempre tendremos algo a que temer? La muchacha que se está casando... El hombre que va a solicitar un empleo... La joven que va a dar a luz... La persona que entra en el consultorio de un dentista... El que aborda un jumbo jet... La madre que tiene un hijo enfermo... El padre que no está seguro de ganar suficiente...
Miedo de vivir hoy, en estas circunstancias... y miedo de morir mañana, en cualquier circunstancia. En ocasiones, miedo de que nos vean. En otras, de que no nos vean. Miedo a decir No. Y miedo a decir Sí. 

En el evangelio de Mt 24:37-44, el Señor habla de ese enemigo tan común y tan presente como es el miedo. En una de sus frases (según aparece en la versión de San Lucas) nos dice que habrán momentos en que "los hombres se quedarán sin aliento por el miedo, pensando en lo que se le viene encima al mundo..." Sin embargo, el evangelio también dice que en medio de su miedo, el hombre "lo verá venir a Él con gran poder y majestad". Y dice lo que tenemos que hacer, con miedo y todo:
"Pónganse derechos y alcen la cabeza, que se acerca su liberación" (Lucas 21:28).
El profesor Antonio Cuello, admirable dominicano contemporáneo, tiene una frase feliz que dice: "El mayor enemigo del hombre es el miedo. Pero hay algo a lo que el miedo teme: la confianza en Dios".
El concepto "no tengas miedo" aparece 365 veces en la Biblia. ¡Una por cada día del año!
Cuando el Señor se hace presente... y cuando el hombre se pone derecho y alza su cabeza... el miedo desaparece.
Amigo: ¿Cuál era su miedo hace dos minutos?
Dios no quiere que usted tenga miedo, quiere que usted tenga fe.





Es en nuestra FE que debemos encontrar el ánimo para sobreponernos de cualquier circunstancia...

martes, 14 de diciembre de 2010

Tercer martes



Catequesis del Papa Juan Pablo II sobre el Ayuno

El ayuno consiste en hacer una sola comida fuerte al día. La abstinencia consiste en no comer carne. Son días de abstinencia y ayuno el miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.

La abstinencia obliga a partir de los catorce años y el ayuno de los dieciocho hasta los cincuenta y nueve años de edad.

Con estos sacrificios, se trata de que todo nuestro ser (espíritu, alma y cuerpo) participe en un acto donde reconozca la necesidad de hacer obras con las que reparemos el daño ocasionado con nuestros pecados y para el bien de la Iglesia.

El ayuno y la abstinencia se pueden cambiar por otro sacrificio, dependiendo de lo que dicten las Conferencias Episcopales de cada país, pues ellas son las que tienen autoridad para determinar las diversas formas de penitencia cristiana.


¿Por qué el Ayuno?

Es necesario dar una respuesta profunda a esta pregunta, para que quede clara la relación entre el ayuno y la conversión, esto es, la transformación espiritual que acerca del hombre a Dios.

El abstenerse de la comida y la bebida tienen como fin introducir en la existencia del hombre no sólo el equilibrio necesario, sino también el desprendimiento de lo que se podría definir como "actitud consumística".

Tal actitud ha venido a ser en nuestro tiempo una de las características de la civilización occidental. El hombre, orientado hacia los bienes materiales, muy frecuentemente abusa de ellos. La civilización se mide entonces según la cantidad y la calidad de las cosas que están en condiciones de proveer al hombre y no se mide con el metro adecuado al hombre.

Esta civilización de consumo suministra los bienes materiales no sólo para que sirvan al hombre en orden a desarrollar las actividades creativas y útiles, sino cada vez más para satisfacer los sentidos, la excitación que se deriva de ellos, el placer, una multiplicación de sensaciones cada vez mayor.

El hombre de hoy debe abstenerse de muchos medios de consumo, de estímulos, de satisfacción de los sentidos: ayunar significa abstenerse de algo. El hombre es él mismo sólo cuando logra decirse a sí mismo: No.

No es la renuncia por la renuncia: sino para el mejor y más equilibrado desarrollo de sí mismo, para vivir mejor los valores superiores, para el dominio de sí mismo.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Tercer lunes






Creo que Él vive ne cada uno de nosotros, por eso, saludemos con alegría a todos nuestros hermanos ya que Jesús vive en ellos, aunque puedan no saberlo..


Escuchemos la voz de la Hermana Glenda...eso siempre es un placer





Camina y canta.
Camina y no te canses de realizar buenas acciones, de saludar con alegría y de sonreir.
Camina, no te detengas, el alma se aburre si caes en el pozo de la inacción. Si tu realidad no luce bien no te desanimes porque el horizonte se tornará maravilloso a medida que enfrentes los senderos del espacio. Camina y no te olvides de que, cualquiera sea tu posición en la vida, puedes y debes ayudar a los necesitados. 
(extraido de http://blogs.clarin.com/elbaaughy/2008/11/)

domingo, 12 de diciembre de 2010

Tercer Domingo


Hagan lo que el les diga....

Santa María, que percibe la falta de vino en una boda en Caná, ve también lo que nos hace falta en nuestras vidas, sabe de las virtudes que necesitamos para asemejarnos cada vez más a su Hijo, el Señor Jesús: más fe, más caridad, más esperanza, más paciencia, más alegría, más pureza, más humildad. Ayer como hoy, Ella intercede también ante su Hijo para que transforme el agua de nuestra insuficiencia o mediocridad en el “vino nuevo” de una vida santa, plena de caridad, rebosante de alegría.

Al aspirar a conformarnos con el Señor Jesús, el Hijo de Santa María, hemos de tener muy presente que sólo Él puede ayudarnos a cambiar nuestros vicios por virtudes. Así como Jesús transformó el agua en vino, Él puede también transformar nuestros corazones endurecidos por nuestros pecados y opciones contra Dios en corazones “de carne”, capaces de amar como Él nos ha amado (ver Ez 36,26-27).

Para que se dé esta transformación interior en nuestras vidas Santa María intercede incesantemente por cada uno de nosotros, sus hijos e hijas, ante el Señor, al tiempo que nos urge a nosotros: «¡hagan lo que Él les diga!» (Jn 2,5). Si bien el Señor realiza el milagro de la transformación del agua en vino gracias a la intercesión de su Madre, lo hace también en la medida en que los siervos cooperan haciendo lo que Él les indica, obedeciendo a su palabra. Del mismo modo, el Señor obrará nuestra conversión y santificación sólo en la medida en que prestemos nuestra decidida cooperación desde el recto ejercicio de nuestra propia libertad. Si cooperamos con el Señor cada día, obedeciéndole, procurando poner por obra lo que Él nos dice, Él realizará en nosotros por el don de su Espíritu el milagro de nuestra progresiva santificación, hasta que podamos también nosotros afirmar como el Apóstol Pablo: «vivo yo, más no yo, sino que es Cristo quien vive en mí» (Gál 2,20).

¿Pero cómo me habla el Señor, de modo que pueda “hacer lo que Él me diga”, cada vez que descubra que me “falta el vino” de alguna virtud? Cuando te falte fe, escucha al Señor que te dice: «No se turbe tu corazón. Crees en Dios: cree también en mí» (Jn 14,1); si te falta la esperanza y resistencia en las tribulaciones, Él te dice: «¡ánimo!: yo he vencido al mundo» (Jn 16,33); si te falta caridad: «ámense los unos a los otros como yo los he amado» (Jn 15,12); si te falta la humildad, y pretendes dar frutos de santidad por ti mismo, Él te dice: «El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no pueden hacer nada» (Jn 15,5); si te falta paciencia: «aprende de mí que soy manso y humilde de corazón»; si te falta capacidad de perdón y consientes resentimientos, rencores, deseos de venganza, Él te dice: perdona «hasta setenta veces siete» (Mt 18,22); si te falta generosidad, te dice: «A todo el que te pida, da» (Lc 6,30); si te falta la perseverancia en la oración, Él te dice: «es preciso orar siempre sin desfallecer» (Lc 18,1).
Ante todo lo que nos hace falta, acudamos al Señor y escuchemos reverentes aquellas enseñanzas a las que María nos invita a adherirnos de mente, corazón y acción: «¡hagan lo que Él les diga!»

Rvdo. P. Jürgen Daum, Domingo II del Tiempo Ordinario (Ciclo C). «Haced lo que Él os diga»
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